La piezas de la gramática son como engranajes trabajando juntos. Sólo hay que saber encajar bien las partes para que funcione. |
Contrario a lo que un aburrido inexperto podría
pensar, la gramática no es un conjunto de normas y prescripciones acerca de la
lengua que sólo pocos llegan a dominar con soltura. Usualmente impresionan los
tomos de esta materia, por su espesor y su peso, y nos hacen sentir que seremos
incapaces de dominar sus intrincados laberintos teóricos y demostrativos. Pero
esta es sólo una impresión prejuiciosa y bastante malintencionada. Sí, al
hablar de gramática hablamos de normas que es mejor cumplir, de pasajes
interminables y largas horas de estudio. Sin embargo, lo que subyace bajo ese
lenguaje impersonal y científico de cualquier gramática es el mecanismo por el
cual cada lengua puede expresar sus significados. Los idiomas tienen una lógica
bajo la cual operan que es única. Esta lógica hace que dentro de ella las cosas
funcionen bien: las frases pueden decir lo que quieren decir y el mundo de los
hablantes se organice en torno a una manera particular de colocar palabra tras
palabra o morfema tras morfema. Esa lógica es la gramática misma.
El latín es una lengua que a lo mejor parece
extraña, distante, puesto que organiza sus oraciones de acuerdo un mecanismo que
el español moderno ya no tiene. Pero es muy fácil empezar a reconocer la
función de las tan mencionadas “partes de la oración” con un poco de práctica.
El repaso de los casos del latín
empieza con el español. En realidad el español no hace uso de ellos por medio
de morfemas añadidos a la raíz de una palabra, puesto que tiene una declinación
sintáctica o preposicional. Pero aprendiendo a identificarlos en nuestro propio
idioma podremos aprenderlos para el que el mecanismo de la gramática latina
funcione. Se recomienda hacer los ejercicios propuestos en esta lección, que
están en español, antes intentar aprender las declinaciones latinas.
Dicho todo lo anterior, que sé que no es poco,
pasemos a la declinación y los casos del latín.
·
La declinación
Por declinación se entienden en latín dos
cosas: el hecho de que el final de las palabras cambie dependiendo de su función en la oración y el conjunto de
palabras cuyo final cambia de una misma forma. Veamos estas dos cuestiones.
1) La declinación entendida como cambio:
Según la Enciclopedia Lexis esto es: “[Un]
Conjunto de las distintas formas que de un adjetivo o sustantivo o adjunto
nominal pueden producirse al añadir a su raíz las desinencias o morfemas
característicos de ciertas categorías gramaticales, género, número y caso. En
latín los casos son seis (nominativo,
vocativo, genitivo, dativo, ablativo, y acusativo), los géneros tres (masculino,
femenino y neutro) y los números dos (singular
y plural) con lo que el conjunto
total de formas que se podría llegar a obtener en la declinación de un adjetivo
es de 36 elementos (6x3x2=36)”.
2) La declinación entendida como conjunto de
palabras:
Una declinación es, entonces, una clase o
modelo a que puede atribuirse una palabra según se declina.
En resumen, la declinación es un cambio en la palabra según su función en
la oración y, dependiendo de cómo se decline, una palabra pertenecerá a la
primera, segunda, tercera, cuarta o quinta declinación del latín.
Ahora bien, no todas la palabras en latín se
declinan, no todas cambian. Hay en latín ocho clases de palabras:
1.
El nombre o sustantivo…………….. ancilla,
criada
2. El adjetivo…………………………………
sedula, activa
3.
El pronombre……………………………. ego, yo
4.
El verbo…………………………………….. voco, llamo
5.
El adverbio……………………………….. bene, bien
6.
La preposición…………………………… cum, con
7. La conjunción……………………………. et,
y
8. La interjección…………………………… o,
¡oh!
Hay que anotar que no existe el artículo en
latín (como sí en español o en griego), de modo que el sentido de la oración
indica si un nombre del latín se traduce al castellano con ayuda de un artículo
definido (el, la, los, las) o indefinido (uno, una, unos, unas), de un adjetivo
posesivo, o sin artículo ni andjetivo posesivo.
Otra cosa es que de esta lista sólo los
primeros cuatro declinan. El resto permanece invariable. Y, para el caso del
verbo, no se suele decir que “declina” sino que se conjuga. Tampoco se suelen
nombrar como “morfemas” a las partículas con que se conjuga, en este caso se
usa el término “desinencias”.
·
Los casos
Antes que nada vemamos un par de ejemplos:
1.
Agrícola ancillam vocat
2.
Agrícolam ancilla vocat
Lo que traduce:
1.
El campesino llama a la criada
2.
La criada llama al campesino
Lo que vemos aquí es que la función de los
sustantivos (agricola y ancilla) no está determinada por su posición sino por
su forma. Se llama caso a las formas
diferentes que toma un nombre, un adjetivo, un pronombre, según la función que
desempeña en la oración. Solo la terminación cambia, la raíz permanece sin
alteración.
En latín existen seis casos:
I. Nominativo: Cuando una palabra cumple la función
de sujeto se dice que está en nominativo. Este caso contesta a la pregunta ¿quién? o ¿qué? Si no recuerdas la función sujeto recuerda que es “quien
realiza la acción”.
Ejemplo: Janua est clausa
En este caso “janua” –puerta– está en
nominativo, puesto que ella es la que está cerrada.
II. Vocativo: Es, a mi parecer, el más sencillo.
Se usa para interpelar, y en la exclamación o admiración.
Ejemplo: Domina, exaudi me
En este caso, “Señora, óyeme” (en latín siempre
se tutea), vemos que “señora” se usa para llamar, por eso es un vocativo.
III Genitivo: Es el complemento del nombre.
Corresponde en todo en al genitivo español.
Ejemplo: Statua deae
Vemos que “La estatua de la diosa” quiere decir
pertenencia. Es, por ende, un genitivo.
IV Dativo: Corresponde al complemento
indirecto.
Ejemplo: Ancillae tunicam do
“Doy la túnia a la criada”.
V Acusativo: Es el complemento directo del verbo.
Fácil: responde a la pregunta ¿a quién? o
¿qué?
Ejemplo: Mesam ornat
“Adorna la
mesa”. Lo que es adornado resulta ser el complemento dirento, en este caso.
VI Ablativo: Complemento circunstancial,
especialmente. Es el caso que expresa la causa (por), el instrumento (con), la
separación (de).
Ejemplo: Patria egredi
“Salir de
su patria”.
Las declinaciones latinas son cinco. Quiere
decir que todas las palabras declinables pertenecen bien a una o a otra
declinación.
Para saber cuál es la declinación a la cual una
palabra pertence un nombre hay que fijarse en la terminación del genitivo singular. Cuando busques una
palabra latina en el diccionario fíjate en que este siempre la ofrece en
nominativo y seguidamente se encuentra el genitivo.
Declinaciones
Declinación
|
Modelo
|
Terminación del genitivo singular
|
1ra
|
Stella, stellae: estrella
|
-ae
|
2da
|
Dominus, domini: señor
|
-i
|
3ra
|
Consul, Consulis: Cónsul
|
-is
|
4ta
|
Sensus, sensus: sentido
|
-us
|
5ta
|
Dies, diei: día
|
-ei
|
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