viernes, 8 de julio de 2016

Lección# 4: ¡Los casos y la declinación!

La piezas de la gramática son como engranajes
trabajando juntos. Sólo hay que saber encajar
bien las partes para que funcione.


Contrario a lo que un aburrido inexperto podría pensar, la gramática no es un conjunto de normas y prescripciones acerca de la lengua que sólo pocos llegan a dominar con soltura. Usualmente impresionan los tomos de esta materia, por su espesor y su peso, y nos hacen sentir que seremos incapaces de dominar sus intrincados laberintos teóricos y demostrativos. Pero esta es sólo una impresión prejuiciosa y bastante malintencionada. Sí, al hablar de gramática hablamos de normas que es mejor cumplir, de pasajes interminables y largas horas de estudio. Sin embargo, lo que subyace bajo ese lenguaje impersonal y científico de cualquier gramática es el mecanismo por el cual cada lengua puede expresar sus significados. Los idiomas tienen una lógica bajo la cual operan que es única. Esta lógica hace que dentro de ella las cosas funcionen bien: las frases pueden decir lo que quieren decir y el mundo de los hablantes se organice en torno a una manera particular de colocar palabra tras palabra o morfema tras morfema. Esa lógica es la gramática misma. 

El latín es una lengua que a lo mejor parece extraña, distante, puesto que organiza sus oraciones de acuerdo un mecanismo que el español moderno ya no tiene. Pero es muy fácil empezar a reconocer la función de las tan mencionadas “partes de la oración” con un poco de práctica. El repaso de los casos del latín empieza con el español. En realidad el español no hace uso de ellos por medio de morfemas añadidos a la raíz de una palabra, puesto que tiene una declinación sintáctica o preposicional. Pero aprendiendo a identificarlos en nuestro propio idioma podremos aprenderlos para el que el mecanismo de la gramática latina funcione. Se recomienda hacer los ejercicios propuestos en esta lección, que están en español, antes intentar aprender las declinaciones latinas. 

Dicho todo lo anterior, que sé que no es poco, pasemos a la declinación y los casos del latín.

·         La declinación
Por declinación se entienden en latín dos cosas: el hecho de que el final de las palabras cambie dependiendo de su  función en la oración y el conjunto de palabras cuyo final cambia de una misma forma. Veamos estas dos cuestiones.

1) La declinación entendida como cambio:
Según la Enciclopedia Lexis esto es: “[Un] Conjunto de las distintas formas que de un adjetivo o sustantivo o adjunto nominal pueden producirse al añadir a su raíz las desinencias o morfemas característicos de ciertas categorías gramaticales, género, número y caso. En latín los casos son seis (nominativo, vocativo, genitivo, dativo, ablativo, y acusativo), los géneros tres (masculino, femenino y neutro) y los números dos (singular y plural) con lo que el conjunto total de formas que se podría llegar a obtener en la declinación de un adjetivo es de 36 elementos (6x3x2=36)”.

2) La declinación entendida como conjunto de palabras:
Una declinación es, entonces, una clase o modelo a que puede atribuirse una palabra según se declina.
En resumen, la declinación es un cambio en la palabra según su función en la oración y, dependiendo de cómo se decline, una palabra pertenecerá a la primera, segunda, tercera, cuarta o quinta declinación del latín.
Ahora bien, no todas la palabras en latín se declinan, no todas cambian. Hay en latín ocho clases de palabras:

                1. El nombre o sustantivo…………….. ancilla, criada
                2. El adjetivo………………………………… sedula, activa
                3. El pronombre……………………………. ego, yo
                4. El verbo…………………………………….. voco, llamo
                5. El adverbio……………………………….. bene, bien
                6. La preposición…………………………… cum, con               
    7. La conjunción……………………………. et, y
    8. La interjección…………………………… o, ¡oh!

Hay que anotar que no existe el artículo en latín (como sí en español o en griego), de modo que el sentido de la oración indica si un nombre del latín se traduce al castellano con ayuda de un artículo definido (el, la, los, las) o indefinido (uno, una, unos, unas), de un adjetivo posesivo, o sin artículo ni andjetivo posesivo. 

Otra cosa es que de esta lista sólo los primeros cuatro declinan. El resto permanece invariable. Y, para el caso del verbo, no se suele decir que “declina” sino que se conjuga. Tampoco se suelen nombrar como “morfemas” a las partículas con que se conjuga, en este caso se usa el término “desinencias”. 

·         Los casos
Antes que nada vemamos un par de ejemplos:

                1. Agrícola ancillam vocat
                2. Agrícolam ancilla vocat
Lo que traduce:

                1. El campesino llama a la criada
                2. La criada llama al campesino

Lo que vemos aquí es que la función de los sustantivos (agricola y ancilla) no está determinada por su posición sino por su forma. Se llama caso a las formas diferentes que toma un nombre, un adjetivo, un pronombre, según la función que desempeña en la oración. Solo la terminación cambia, la raíz permanece sin alteración. 

En latín existen seis casos:

I. Nominativo: Cuando una palabra cumple la función de sujeto se dice que está en nominativo. Este caso contesta a la pregunta ¿quién? o ¿qué? Si no recuerdas la función sujeto recuerda que es “quien realiza la acción”.
Ejemplo:             Janua est clausa
 
En este caso “janua” –puerta– está en nominativo, puesto que ella es la que está cerrada. 

II. Vocativo: Es, a mi parecer, el más sencillo. Se usa para interpelar, y en la exclamación o admiración. 


Ejemplo:             Domina, exaudi me


En este caso, “Señora, óyeme” (en latín siempre se tutea), vemos que “señora” se usa para llamar, por eso es un vocativo.


III Genitivo: Es el complemento del nombre. Corresponde en todo en al genitivo español. 


Ejemplo:             Statua deae


Vemos que “La estatua de la diosa” quiere decir pertenencia. Es, por ende, un genitivo. 


IV Dativo: Corresponde al complemento indirecto.


Ejemplo:             Ancillae tunicam do


“Doy la túnia a la criada”. 


V Acusativo: Es el complemento directo del verbo. Fácil: responde a la pregunta ¿a quién? o ¿qué?


Ejemplo:             Mesam ornat


“Adorna la mesa”. Lo que es adornado resulta ser el complemento dirento, en este caso.


VI Ablativo: Complemento circunstancial, especialmente. Es el caso que expresa la causa (por), el instrumento (con), la separación (de).


Ejemplo:             Patria egredi


“Salir de su patria”.


Las declinaciones latinas son cinco. Quiere decir que todas las palabras declinables pertenecen bien a una o a otra declinación.


Para saber cuál es la declinación a la cual una palabra pertence un nombre hay que fijarse en la terminación del genitivo singular. Cuando busques una palabra latina en el diccionario fíjate en que este siempre la ofrece en nominativo y seguidamente se encuentra el genitivo.

  
Declinaciones


Declinación
Modelo
Terminación del genitivo singular
1ra
Stella, stellae: estrella
-ae
2da
Dominus, domini: señor
-i
3ra
Consul, Consulis: Cónsul
-is
4ta
Sensus, sensus: sentido
-us
5ta
Dies, diei: día
-ei


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